EL CONFLICTO GENERACIONAL
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- Creado: Martes, 16 Agosto 2016 09:04
- Última actualización: Martes, 16 Agosto 2016 09:05
- Publicado: Martes, 16 Agosto 2016 09:04
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Para Erik Erikson, el adolescente era fundamentalmente alguien en busca de su identidad. La pregunta ¿Quién soy? Era la más angustiante y también la más importante que podía hacerse. Y ¿Cómo podía ese adolescente encontrarse, saber quién era?
Erikson lo contestaba en esos términos:
“Es decir que el adulto, era el frontón necesario para que el joven tenista hiciera sus prácticas, se probara, probara los golpes, mejorara sus tiros y resultara, no sin desgaste para el frontón, un adulto hecho y derecho, es decir un buen jugador”
Así, el adolescente que crecía se encontraba con una generación adulta y se entrenaba peloteando contra ella, mejorando sus tiros, conociendo su propio estilo, sus errores y sus virtudes en el juego. Entre esa generación adulta y él había una distancia, una brecha dada por las diferencias de épocas que a cada uno le había tocado vivir y de la educación recibida.
Peter Blos (1970) decía,
“La creación de un conflicto entre las generaciones y su posterior resolución es la tarea normativa de la adolescencia. Su importancia para la continuidad cultural es evidente. Sin este conflicto no habría reestructuración psíquica adolescente”.
“El conflicto generacional es esencial para el crecimiento del self y de la civilización”.
Este proceso de enfrentamiento generacional, era inevitablemente doloroso, obligaba a la pérdida de ilusiones, disfrutándolos, provocaba temores, falta de confianza en las propias fuerzas, tristeza, rabia, pero también, simultáneamente, sensación de triunfo, y de libertad. El fin de la infancia, la salida del paraíso provocaba angustia, muchos textos literarios recuerdan idealizadamente la niñez feliz e irresponsable y con dolor la entrada en la adolescencia con obligaciones e inseguridades. La pubertad era así, la señal del comienzo del cambio.
El cuerpo denunciaba lo que el psiquismo tardaría mucho tiempo en adquirir, un cambio fundamental. La inercia de los afectos requería bastante tiempo para adaptarse a la nueva situación y ese tiempo no siempre estaba a disposición. Y estallaban las crisis, mezcla de regresiones y pruebas de independencia. La adolescencia era entonces, un momento de grandes cambios y consecuentes pérdidas.